La luz es, simultáneamente, una onda y una partícula. Los experimentos de interferencia y difracción luminosa sólo pueden explicarse en el contexto de una propagación en forma de onda. Sin embargo, el descubrimiento del efecto fotoeléctrico a principios del siglo XX requirió la introducción del concepto de partículas (quanta) de luz, llamadas fotones. Estos dos comportamientos son inseparables y complementarios. Hablamos de la dualidad onda-partícula que dio origen a la mecánica cuántica.