Durante la respiración pulmonar, el aire contenido en los pulmones debe renovarse permanentemente. A este proceso se le llama ventilación pulmonar.
¿Pero de qué manera entra y sale el aire de los pulmones?
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Es gracias a los movimientos de la caja torácica, que incluye las costillas, el esternón, los músculos intercostales y un gran músculo llamado diafragma.
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Los pulmones se encuentran adheridos al interior de la caja torácica por medio de la pleura.
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Durante la inspiración, los músculos intercostales y el diafragma se contraen, agrandando la caja torácica. Esto lleva a la dilatación de los pulmones y, en consecuencia, a la entrada de aire por las vías respiratorias.
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Al inverso, durante la espiración, los músculos intercostales y el diafragma se relajan y el volumen de la caja torácica se reduce. Esto lleva al colapso de los pulmones y, en consecuencia, a la salida del aire pulmonar.
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Para medir el volumen de aire que entra y sale de los pulmones, debemos utilizar un espirómetro.
En un adulto, éste medirá la entrada y salida de aproximadamente 0,5 litros de aire durante una respiración normal (*).
La respiración forzada, por su parte, consiste en inspirar la mayor cantidad de aire posible. En este caso, el espirómetro medirá más de 3 litros de aire.
(*) Pronunciar 0,5 cómo: “cero coma 5”.