Todos los animales, incluidos los seres humanos, interactúan constantemente con su medio ambiente. Estas interacciones les permiten desplazarse, alimentarse, reproducirse y escapar de sus enemigos. (…)
Ellas son posibles gracias a los 5 sentidos. Éstos son: la vista… el oído… el olfato… el gusto… y el tacto.
Dependiendo de la especie y de su estilo de vida, uno u otro sentido puede estar más o menos desarrollado. Así el topo, que vive bajo la tierra, no necesita tener buena vista, pero su olfato, oído y tacto se encuentran muy desarrollados. (…)
El águila, por su lado, debe ser capaz de detectar el más mínimo movimiento sobre el suelo mientras está en vuelo. Por ello, es su vista la que se encuentra especialmente desarrollada. (…)
Los estímulos, por ejemplo la luz o el sonido, son detectados por un órgano específico a cada sentido. Es así como, en el ser humano, el ojo es el órgano de la vista… el oído es el de la escucha… la nariz del olfato… la lengua del gusto… y la piel del tacto.(…)
Cada órgano correspondiente a un sentido contiene un gran número de receptores, capaces de transformar los estímulos en señales nerviosas. (…)
Luego, los nervios sensitivos transportan este mensaje hasta la zona específica del cerebro que lo interpretará para construir nuestra percepción. (…)
La retina, por ejemplo, situada al fondo de nuestro ojo, está tapizada de millones de células fotosensibles que transforman la luz en mensajes nerviosos (…) los que luego son transmitidos al cerebro por el nervio óptico. (…)
La zona del cerebro dedicada a la vista se llama cortex o corteza visual. Se encuentra en la parte trasera del cerebro. Es en esta región donde los mensajes nerviosos serán interpretados. (…)
Nuestra memoria jugará entonces un rol importante, para darle significado a la imagen percibida.