Ecografía

La ecografía, también llamada ultrasonografía, se hizo de uso generalizado en los años 80. Estos dos nombres ilustran los dos elementos claves de su principio físico; el ultrasonido y los ecos. 
Los ultrasonidos son ondas acústicas, al igual que las ondas sonoras, pero de frecuencias superiores a las de los sonidos más agudos que puede percibir el oído humano. 
Estas ondas pueden atravesar los tejidos, pero una parte se refleja cada vez que hay un cambio de densidad en el medio. 
Son estas ondas reflejadas, llamadas ecos, las que se captan y transforman en imágenes, de donde se origina el nombre ecografía, el que significa etimológicamente “el grabado del eco”.
El aparato de ecografía se compone de varios elementos:
•    una sonda, llamada transductor, capaz a la vez de emitir ultrasonidos y de recibir los ecos reenviados por los órganos. La sonda convierte estos ultrasonidos en señales eléctricas.
•    El sistema informático interpreta las señales de acuerdo a los niveles de intensidad y al retardo en la propagación. Una imagen se reconstruye a partir de este tratamiento informático.
•    Y, finalmente, una consola de comando que permite visualizar y analizar la imagen obtenida. El médico puede así efectuar ciertas mediciones directamente, en tiempo real.
Las imágenes resultantes aparecen en niveles de gris. Distinguimos los tejidos que reflejan muchos ecos, los cuales aparecen en blanco y llamamos hiperecoicos. Es el caso de los huesos, pero también, curiosamente, de gases y del aire.
Los líquidos sin partículas en suspensión, como la orina, son hipoecoicos. Reflejan poco o nada de eco y aparecen en negro en la pantalla.
Los líquidos con partículas en suspensión, como la sangre o los tejidos blandos, reflejan un eco débil y aparecen en gris.
Un médico especialista realiza el examen porque es necesario buscar y seleccionar las zonas de estudio, y luego interpretar las imágenes en tiempo real. Será así un ginecólogo o un médico obstetra, un cardiólogo, o un radiólogo.  
En el caso de una ecografía externa prenatal, la sonda se ubica sobre la superficie del cuerpo.

Antes, la piel se recubre de un gel que impide que los ultrasonidos se dispersen en el aire.
El doctor desplaza la sonda mientras mira la pantalla. En la gran mayoría de los casos, las imágenes son cortes bidimensionales (en 2D), lo que explica el continuo  desplazamiento de la sonda para observar regiones específicas. 
Observamos aquí una sección sagital del feto a nivel de la columna vertebral.

La imagen ecográfica permite un estudio morfológico a fin de evaluar si el aspecto de una estructura o de un órgano es normal.
•    herramientas informáticas permiten realizar mediciones de longitud o de diámetro, como en el caso de este fémur…
•    o como en este caso de medición del perímetro cefálico.
•    Distinguimos claramente los dos hemisferios cerebrales en este corte.
•    Sobre este corte abdominal, identificamos la posición del estómago (…)
•    y aquí, la vena umbilical (…)
•    Distinguimos aquí estructuras óseas: vértebras y costillas.
El examen ecográfico permite así estudiar la morfología, pero también es un examen dinámico que permite un análisis funcional.  
La ecografía Doppler combina dos tecnologías basadas en el uso de ultrasonidos:
•    Una tecnología de visualización: la ecografía.
•    Y una tecnología de detección de movimientos: el Doppler.
Así, la ecografía Doppler permite estudiar los flujos sanguíneos en las cavidades cardiacas o en el cordón umbilical.
La ecografía juega un rol importante entre las imágenes médicas.

Es un examen muy utilizado; simple, rápido y no invasivo.
Pero a veces es menos eficaz, por ejemplo si el paciente es obeso, porque la grasa absorbe el ultrasonido.
Además, como se trata de un examen dinámico, una interpretación diferida de las imágenes es muy delicada.
No se ha encontrado ningún efecto secundario nocivo en la utilización de ultrasonidos.

Sin embargo, limitamos la frecuencia y duración de los exámenes sólo a lo que sea necesario para el diagnóstico.