Los seres humanos no comenzaron todos a contar los años al mismo tiempo. Mientras los occidentales están en su año número 2010 después del nacimiento de Jesucristo, los orientales se encuentran en su año 4645 ya que comenzaron a contar a partir del primer año de reinado del emperador Huang Di.
Contar los días es fácil. La alternancia día-noche resulta de la rotación de la Tierra sobre su propio eje. Una cara se encuentra a la sombra, donde es de noche, mientras que la otra se encuentra iluminada por el Sol, donde es de día.
La duración de los meses está asociada a los ciclos de la Luna. Entre una Luna llena y la siguiente contamos aproximadamente 29 días y medio.
El año corresponde a la duración de una revolución completa de la Tierra en torno al Sol: en promedio 365 días y 6 horas.
Los seres humanos hicieron observaciones diferentes dependiendo del lugar donde vivían sobre la Tierra. Es así como en los países de África del Norte se observan más fácilmente los ciclos de la Luna y de las estrellas ya que los cielos se encuentran habitualmente despejados. Por ello, en esos países se prefirió un calendario lunar. En Europa, en cambio, las estaciones se manifiestan más claramente y se prefirió así utilizar un calendario solar, el cual corresponde mejor a los periodos de actividad agrícola.
Esto podría explicar los distintos tipos de calendarios que se encuentran alrededor del mundo.
A medida que pasó el tiempo, muchas veces fue necesario hacer correcciones, cuando los fenómenos naturales y las fechas del calendario con que debían coincidir se desfasaron.
Nuestro calendario actual se originó en el calendario romano llamado “Juliano”, el cual provino a su vez de un calendario del antiguo Egipto.
Tanto el mes de julio como el mes de agosto portan el nombre de emperadores romanos: Julio Cesar y Augusto. Estos dos emperadores fueron los que reformaron el calendario, creando un año bisiesto cada cuatro años. Pero este calendario aún no fue completamente satisfactorio. En 1582, los desfases acumulados hicieron que el equinoccio de verano (el primer día de la primavera) estuviera desfasado de diez días con respecto a su fecha oficial en el calendario, lo que hizo difícil especificar el día de pascua ¡Debido a esto el Papa Gregorio XIII suprimió diez días del calendario!
Para que este desfase no sucediera nuevamente, la regla de los años bisiestos se refinó, suprimiendo tres años bisiestos cada cuatrocientos años.
Este nuevo calendario lleva el nombre de Calendario Gregoriano. Es el que usamos hoy en día y el más ampliamente utilizado alrededor del mundo.
Pero este calendario tampoco es perfecto ¿Sabía usted que al final del año 2008 se le agregó un segundo suplementario para corregir un nuevo desfase?